Una noche en Barranco

Siendo las 9 de la noche, vemos que Barranco sigue siendo un sitio favorito para las personas aledañas.
Particularmente en las noches sabatinas, se escuchan diferentes tipos de barullos en todo el pasaje Sanchez Carrion, una mezcla redundante de salsas, merengues,reaggeton,cumbias y de mas salen desde los locales, atrapando a mas de uno, incluyéndome.

¿QUE PIENSAS CUANDO DIGO BARRANCO? 
En su plaza, su iglesia, los restaurantes y los cafés (...) pero sobre todo: La vista al mar.
-Claudia Aliaga,27 años.
Saliendo de aquel local ruidoso, me dispuse a alejarme, firme, abotonando mi chompa, sobandome las manos y llevando de ves en cuando un pedazo de dulce a mi boca.
Pues lo que iva a hacer se volvería en un grato y bien conservado recuerdo, una noche cuando (siendo invierno), el solo simple hecho de caminar hizo que yo encuentre la pausa del reloj.
Todo empezó a las 3 am, cuando te encuentras a solas con el mar, la increíble transformación del dia y la noche, ahora la vista hacia el mar se había vuelto un abismo, se ve solo un precipicio y un vació inmenso... es muy mágico: Ver que la niebla cubre todo el mar, te hace sentir nostálgica, y a la par, la humedad te hace recordar lo viva que estas.
El silencio se sentía agradable, estar frente a miles de recuerdos y miles de pensamientos es lo que me genero ese abismo, ese abismo al cual uno no quería dejar de mirar, ese abismo que te hacia sentir lo pequeño que podrías ser. 
Mis pies no querían moverse de ahí, y yo tampoco; de las pocas cosas que uno veía a lo lejos estaba la incertidumbre, esa que te deja con las ganas de saber  lo que vendrá pronto... sobre cuales serian mis nuevos tropiezos, mis nuevas caídas pero también mis nuevas alegrías y triunfos. La vida era como la arcilla en nuestras manos, la moldeamos para que al final quede concisa y bien hecha, la moldeabas como querías, y el trabajo se vería en los detalles y eso le darla un valor especial.
Y ahí estaba yo, el pequeño ser humano con miles de cosas en la cabeza, con una alegría en el corazón;tenia que agradecer eso,a la vida por permitirme ver ese momento único y por aceptar las pequeñas rebanadas de pastel que aun no terminaba de comer.. y sobre todo, por pensar en aceptar las cosas, tal y como tengan que venir, eso también tiene algo de mágico pero sin escarcha.


¿Que fuera de nosotros sin Barranco? 

Comentarios

Entradas populares de este blog

El viaje del niño Goyito

Semana santa en casa

Javier Prado y Ugarteche ¿Es solo una venida?